Thursday, December 12, 2013

El Fantasma de Belgrano


"ella tiene miedo de no saber nombrar 
lo que no existe" 
Alejandra Pizarnik 

     Acerco la boca a su cuello. Deslizo la punta de la lengua buscando sus labios, y se esfuma. Cierro los ojos entregándome al placer de sus caricias, y mis intentos por asirlo se encuentran con un vacío donde la incorpórea figura ha dejado su estela de ausencia y abandono. Una vez más, el fantasma me somete a sus juegos donde es a la vez legislador y cruel verdugo. 

     Me sabe ávida de sus manos, del roce que incendia la memoria de lo animal y del sutil vaivén de las llamas que dulcemente me envuelven cada vez que siento sobre mí su cuerpo espectral. 

    Es una ilusión, una figura que se materializa en la noche y alimenta mi deseo sólo para dejarme hambrienta y vacía, sola, desvestida de todo atavío cada vez que la mortecina luz de algún amanecer irrumpe en el salón de espejos rotos donde solemos amarnos. Y sé de la futilidad de intentar saciar mi sed de él abrevando de otras fuentes; reniego de aquello que no sería más que un acto blasfemo y repudiable. Otros cuerpos mortales son indignos siquiera de yacer a los pies de su lecho. Aquel lecho donde el fantasma ejecuta un acto de piedad cada vez que elige obrar sobre mí parte de su magia ancestral, inefable. 

     El fantasma cierra los ojos cuando mis labios lo recorren. Genuflexa, me afano a la tarea de traducir en caricias la devoción que las palabras no alcanzan a expresar, y es en la exégesis del verbo hecho carne que alcanzo a fundirme en la eternidad de todos los instantes, en la herética homilía que precede a la comunión, desde aquella primera noche en que tuve sed y me dio a beber mi líquida recompensa.



1 comment:

Anonymous said...

Eroticamente hermoso,me gustó

-Cazador-