Estamos en plena epidemia de gripe AH1N1. Estamos encerrados. Prácticamente hay toque de queda. Los sanos apenas se atreven a aventurarse a las calles, y cuando lo hacen toman todas las precauciones para no contagiarse de "los infectados". Al menos los infectados pueden curarse y no tratan de comerse a los sanos. Eso sí; en las pelis de zombies siempre sale un hombre apuesto y valeroso, y una chica súper linda que bajo su apariencia de núbil fragilidad esconde esas agallas dignas de despertar la envidia de más de uno de los pusilánimes actores secundarios (que evidentemente terminarán infectados y balbuceando "brains!" mientras se arrastran por toda la peli). El panorama actual (acá en este nuestro mundo) resulta mucho menos pintoresco.
Mis únicos compañeros son los apuntes de la facultad y los eventuales seres humanos compatriotas con quienes por MSN alguna que otra vez cruzamos un eventual "MAYDAY".
No hay mucho más para hacerle, en realidad. Que John Connor se cuelgue todo lo que quiera de su radio al grito de "Somos la resistencia, somos la resistencia!". Total, yo sé que en fondo no es más que un niñito asustado, que todo lo que pide es que por favor alguien le acerque un par de barbijos, un mazo de cartas de truco, y un poquito de alcohol en gel.
1 comment:
Un detalle pintoresco es recordar años después que en ese final me saqué un 9. Nunca más me volví a sacar un 9 en un final en toda la carrera.
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